Coma una dieta rica en frutas y verduras.

Las verduras, frutas, semillas y nueces están cargadas de nutrientes que son esenciales para nuestro sistema inmunológico. Consumirlos a diario aumenta la inmunidad. Para un hígado sano, las verduras crucíferas como la col rizada, el brócoli y la col deben incluirse en la dieta diaria.

Vitaminas A, C y E

Las vitaminas protectoras, minerales y otros componentes que se encuentran en frutas, verduras, hierbas y especias se llaman fitonutrientes. Una ingesta constante y constante de estos fitonutrientes ayuda a mantener nuestro sistema inmunológico funcionando correctamente.

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Hacer ejercicio regularmente.

Ejercicio: ¿bueno o malo para la inmunidad?

El ejercicio regular es uno de los pilares de una vida saludable. Mejora la salud cardiovascular, disminuye la presión arterial, ayuda a controlar el peso corporal y protege contra una variedad de enfermedades.

Duerme lo suficiente.

La falta de sueño puede hacer que se active la respuesta inmune inflamatoria, reduciendo la actividad de las células T en el cuerpo. Esto puede debilitar su sistema inmunitario y la respuesta a las vacunas. Trate de dormir durante 7 a 8 horas y evite pasar la noche entera.

Intenta minimizar el estrés.

La medicina moderna ha llegado a apreciar la relación estrechamente vinculada de la mente y el cuerpo. Una gran variedad de enfermedades, como malestar estomacal, urticaria e incluso enfermedades cardíacas, están relacionadas con los efectos del estrés emocional.

Vitamina C.

La vitamina C es lo que muchos de nosotros asociamos con el aumento de la inmunidad, y por una buena razón. La vitamina C puede ayudar a proteger su cuerpo de infecciones e incluso puede estimular la formación de anticuerpos para combatir enfermedades.

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